Muchos lo tenían en mente sin atreverse a dar el paso. Pero el distanciamiento social impuesto por la pandemia cambió las cosas e hizo disparar las ventas de juguetes sexuales, integrándose con naturalidad en la vida íntima de solteros y parejas.
París, Sídney, Berlín, Tokio...
Millones de personas compraron al menos un "sex-toy" desde el inicio
de la epidemia del covid-19, según las marcas consultadas por la AFP.
Sofía*, soltera de 29 años, se
decidió por primera vez a adquirir uno con el confinamiento de marzo de 2020 en
Francia, pese a sus "prejuicios" y "barreras psicológicas".
"Cambié el chip",
recuerda esta joven a la AFP. "Supe que era el buen momento, que
entrábamos en un periodo loco en el que iba a cortar todo vínculo social y
amoroso. Ahora pienso que comprar un vibrador es algo normal".
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"¡Fue nuestra inversión del
año!", afirma por su parte Ariane*, que vive en pareja. Como Sofía, esta
joven de 33 años "no habría comprado un 'sex-toy' si no hubiese habido el
covid". Pero las ganas de "nuevos hallazgos" vencieron su
reticencia.
- "Bienestar sexual" -
El grupo berlinés Wow, que
comercializa siete marcas, registró un año excepcional, especialmente gracias a
su popular "Womanizer", un estimulador del clítoris, cuyas ventas se
triplicaron en el último año, hasta alcanzar más de 4 millones de unidades
desde su lanzamiento.
Lo mismo sucede con la marca del
mismo grupo "We Vibe", que comercializa "sex-toys"
conectados para las parejas. Sus ventas se dispararon un 40% en un año.
El mercado europeo de la marca
sueca LELO creció 10% pese al cierre de sus tiendas, según su responsable en
Francia, Quentin Bentz.
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